Primavera
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Mientras el amor le susurre a nuestros días, LOS SECRETOS DEL CORAZÓN serán la miel que nos una eternamente... Porque este amor que nació entre secretos, crece y nos sigue alimentando el alma cual bella y dulce melodía..........Otoño ©
7 comentarios:
Leer solfeo y tocar el piano ha sido uno de mis sueños no satisfechos. Cuando pude hacerlo la prioridad de matriculación lo hizo imposible.
Siempre he pensado que es una forma de sentirse acompañado por la música.
Besosss
Las imposiciones no suelen dar buen fruto. muchas veces generan lo contrario de lo que en realidad buscaban.
Muy triste historia.
Un abrazo.
Mi querida Primavera que triste historia amiga así les pasa a muchos niños que los adultos en su propio mundo no entienden el mundo de los niños y los trauman para toda la vida, un conmovedor relato.
Besos que tengas un feliz fin de semana.
Yo siempre quise tocar el piano. Mis padres decidieron que el acordeón era más "cómodo"-Total, que tiré 6 años de solfeo e instrumento. Ni terminé la carrera de acordeón y tampoco toco el piano.
Una lástima, ¿verdad?
Así somos los mayores de sabios.
Besitos.
Te voy a llevar la contraria por ésta vez y te voy a contar algo si me lo permites:
Yo dibujo desde niño. A los 16 años o así me apunté a una asociación artística. En no mucho tiempo me ofrecieron exponer, pero me enteré a escasos días de la exposición por lo que no tuve mucho tiempo de preparar algo bueno. Hice un dibujo pequeño, y al presentarlo, el pintor que llevaba el tema se echó a reir literalmente; dijo que el tamaño era ridículo para lo que se iba a exponer. Me sentí humillado. Más aún al llegar a casa (que no dije nada) y pasado el día de la exposición nadie en mi casa me dijo nada sobre si expuse, ir a verlo, o como me fué.
A cuenta de eso estuve muchísimos años sin volver a dibujar. Y tuvo que ser mi hijo y los seguidores de mi blog los que me habéis apoyado y ayudado a seguir.
¿Para qué te cuento ésto?
No dejes que lo que un día abandonaste por despecho, sea un tabú en tu vida.
Un besote, y perdona que me haya extendido tanto.
Lo que se esconde, lo que se calla y se enmascara, acaba produciendo un muro ciego y alto, espeso, al final cae la venda y aquel piano impuesto, no sirve de nada, lo pagó la música, culpa de la ceguera que calla y esconde. ¿Qué culpa tenía la tecla?
No hay nada más odioso que forzar en otros lo que nosotros soñamos, se convierte en pesadilla.
Conozco a un hombre al que quiero mucho, que desde niño tenía una bicicleta colgada en su habitación, su padre era fanático de los pedales, jamás aprendió a ir en bici, ese niño.
Todos tenemos "viejos pianos" que, de alguna manera, enturbiaron la felicidad de nuestra niñez. Pero la serenidad de nuestra madurez siempre nos ayuda a mirar con nuevos ojos todo aquello que nos lastimó. Un viejo piano siempre te estará pidiendo una mirada nueva y limpia.
No dejes de buscar -dentro o fuera de ti- y traernos estas historias tan interesantes y estas reflexiones tan acertadas.
Todo mi cariño...
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